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Los ríos profundos fluyen lentamente

By 12 enero, 2018blog

Y casi sin darnos cuenta ponemos fin a un año lleno de cosas extraordinarias así como cosas no tan memorables. 

Hoy he querido hacer una reflexión acerca de cómo una de las cosas más extraordinarias que me han pasado en este 2017 y con la que llevaba soñando muchos años, se convirtió en toda una lección y aprendizaje de vida.

Se trata de mi viaje a Japón. Llevaba 3 años deseando visitar este país; un país lleno de magia y misterio, un país que mezcla la más novedosa tecnología junto con sus raíces ancestrales más arraigadas.

Iba con la idea de encontrar algo que me inspirara, algo que me hiciera ver la vida de manera diferente, que me diera nuevas ideas… y vaya si lo encontré.

Durante este viaje que duró aproximadamente 15 días, recorrí diferentes lugares, entre ellos las ciudades más grandes: Tokyo, Osaka o Kyoto, así como los pueblos más retirados, espirituales y originales japoneses cómo Koyasan o Miyajima donde reina la paz y la tranquilidad.
El viaje me hizo descubrir que en los pueblos más alejados, la vida es mucho más sencilla, tradicional, espiritual y por tanto más feliz, sin embargo, en las grandes ciudades, a pesar de estar abarrotadas de gente y estar conectados 24 horas con otras personas a través de la tecnología, están totalmente desconectados de la humanidad y del disfrutar plenamente la vida.

Si investigas un poco, puedes ver que uno de los países con mayor índice de suicidios se encuentra en Japón. Esto se debe a diversos motivos (desempleo, dificultades económicas, problemas familiares…)

Un chico español que conocí en el metro japonés me dijo que él llevaba 5 años trabajando allí pero ya estaba planteándose volver a España porque estaba un poco cansado de ese ritmo. Según me contaba, para los japoneses, es de mala educación y está mal visto salir a su hora del trabajo, así como cogerse días de vacaciones, por tanto los trabajadores se quedan horas y horas trabajando o incluso “fingiendo” que trabajan para salir más tarde, a la misma hora que se va el jefe para mostrarle su respeto.

En muchas ocasiones, no les da tiempo a llegar a casa, así que se ven obligados a dormir en los famosos hoteles cápsulas.

Yo incluso he podido ver en la ciudad unas chicas jóvenes vestidas de colegialas ofreciendo una carta con cafés, batidos y zumos a un precio aproximado (al cambio en euros) de 20 euros. Estas chicas te llevan a su cafetería (como si fueran relaciones de un pub de España) y por esos 20 euros te dan la bebida y 30 minutos de conversación. El valor añadido de este negocio es simplemente la compañía que estas chicas brindan hacia aquellas personas que tras tantas horas de trabajo no tienen mayor relación afectiva con otras personas.

Y es aquí amigos donde quería llegar con este artículo. ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Pagar por una conversación?
Obviamente no ha sido todo malo en este viaje, de hecho, para mí ha sido el mejor que he hecho hasta el momento, pero sí que considero importante el tema de: Las relaciones y la afectividad humana.

En el Pixel Consciente hemos hecho mucho hincapié en esto. Hemos estudiado bien el tema y tenemos muy claro que NO queremos trabajar para sencillamente ganar dinero. Ese no es nuestro objetivo. Nuestro principal objetivo es dirigirnos

“Hacia una nueva filosofía de marketing, una nueva filosofía humana: De la transacción digital al vínculo afectivo”


lo cual se explica perfectamente en nuestra página, en el siguiente link: https://elpixelconsciente.com/pixeles/que-es-afectivimarketing/

Queremos un mundo mejor, más humano, porque pensamos que si todos hacemos este pequeño cambio, a la larga conseguiremos grandes cosas, cosas buenas, cosas que perduran en el tiempo.

La conexión en un mundo totalmente digitalizado, para el Pixel es una muestra de cómo se puede volver a los orígenes de nuestro ser, de cómo trabajar a gusto no es una obligación sino que cada proyecto se convierte en un acto lleno de ilusiones y bondad donde ganemos todos… algo que nos hace mucha falta en estos días.

Para finalizar, como en el proverbio japonés, nosotros aspiramos a ser ese gran río profundo que fluye lentamente. Tardaremos algunos años probablemente en dejar la huella que queremos en el mundo, pero no nos importa porque nuestro gran trabajo se demuestra en las pequeñas cosas.

Feliz entrada a 2018!!!

Eleazara Paniagua